USURPACIÓN EN EL TEMPLO
A Guille
¡Què amores y cuántos!
A tí, moreno para
la primavera,
a tí, rubio para
las tardes de otoño
contigo castaño, me voy de jaleo...
Pero mi soledad "es mía en mí"
y soy tan sólo mía.
Soy toda armonía,
en mis soliloquios,
alejada de vuestras
ardientes manos,
desesperadas lenguas
y cuerpos que quieren
ser amados.
Generosidad del sudor,
pupilas de alquiler,
elásticos músculos que
prestan calor pero que nunca van a quedarse...
Tal vez en el recuerdo de alguna
mente romántica...
Luciana Cavanagh
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