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almacendebaratijas

enviado por Iván

Antes me hacía ilusiones sobre los suburbios. Con el paso de los años, esas y otras ilusiones se han venido abajo. Antes pensaba que mi aislamiento se debía a la vida suburbana que había llevado. Ahora hay mil blogs de mp3's y a través de p2p puedo tener acceso a otros tantos cd's que siempre quise tener. Lo más curioso es que los clientes p2p a veces me permiten hablar con la gente con quien 'comparto'. Pero, ¿quiero hablar con alguien sólo porque me descargó el primer disco de Pharcyde? Creo que no. Mucho antes de que hubiera tags o p2p, aprendí que poco o nada sale de conocer gente compartiendo música. 

Llevo casi treinta años viviendo en los suburbios. Si algo he aprendido en ese tiempo es que la burocracia que media entre mi cuarto y los ombligos del mundo está escrita en un idioma que no hablo. Siempre pensé que iba a poder salir de aquí, pero ahora ya no estoy tan seguro. Creo que empiezo a conocer la resignación. Últimamente he bajado muchos mp3's a través de mi vieja conexión dial-up. Estoy regresando a los placeres simples de la vida y no me gusta. 

Tengo una amiga con la que flirteo mucho en MSN. Una vez me quería convencer de equis cosa. Como yo no le daba el brazo a torcer, ella decidió entrar y salir de MSN. No lo hizo ni una ni dos veces, sino muchas veces. Cada que entraba, el cliente de MSN me avisaba. Eventualmente, la mitad derecha de mi monitor quedó cubierta con ventanitas que decían 'cede, ivan'. Recordé a jodi, y cedí. 

Internet cambió radicalmente los suburbios. La cuestión importante es saber cuánto cambian. Para un netizen suburbano, mantenerse al tanto de las fluctuaciones diarias de esa tasa de cambio es igual o más importante que los pronósticos metereológicos. A mí a veces las mediciones me salen mal y me clavo demasiado en internet. Cuando eso sucede, se gesta en mí una desorientación física. Dejo de saber donde estoy parado, empiezo a estrellarme con las cosas en mi cuarto, y caminar por la calle se vuelve una pesadilla. 

Conocí a la última novia que tuve a través de un correo electrónico. Por el espacio de aproximadamente año y medio, esta chica y yo compartimos muchas cosas, entre ellas internet. Como todas las relaciones que acaban y seguirán acabando, la nuestra no deja de ser una fuente de dolor y texto. En este caso mi texto está lleno de internet: emails, nicks, passwords, software.

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